El mundo de los videojuegos podría definirse como uno de los más impredecibles de la historia. Si bien es cierto que la última tendencia del mercado es la de ofrecer unos gráficos y un sonido de lo más realista y perfeccionado, unido a los nuevos conceptos de mandos de control, la propia industria de vez en cuando nos recuerda porqué nos gustan tanto los videojuegos. Curiosamente, la manera de recordárnoslo suele ser la siguiente: presentando un videojuego que rompe esquemas, que es atrayente y, sobre todo, que engancha desde el principio. Es cierto que este año ha estado repleto de títulos excelentes para todas las plataformas, pero existe uno en cuestión que se lanzó en compatibles a modo de beta y que llamó la atención de toda una comunidad de usuarios. El concepto se regía por varias premisas simples: construir y sobrevivir en un basto mundo donde los escenarios estaban plagados de peligros cuando caía la noche.
Desde que se lanzó la beta de
juegos de minecraft, la desarrolladora de la obra, Mojang, han empleado mucho tiempo y esfuerz en recoger todos y cada uno de los comentarios que que la gente iba retransmitiendo a lo largo de sus partidas. Tanto bugs, que los había; como posibles mejoras para añadir en un futuro y que, sorprendentemente, se han ido añadiendo para mejorar la experiencia de juego, elemento que ha hecho que se trate de una obra hecha, entre comillas, por todos. De la misma manera que el juego abre un mundo de posibilidades infinitas, el jugador también ha de plantearse su aventura de una manera u otra, es decir, que cada usuario debe decidir qué quiere hacer durante la partida: dedicarse a construir, esperar a que se vaya el sol para aniquilar a cuantos más enemigos pueda, un poco de todo, etcétera.
Podríamos definir el concepto de
Minecraft como uno de los videojuegos que más libertad da el jugador a la hora de vivir su propia
aventura. Si bien es cierto muchos juegos apuestan por esta temática y han obtenido bastante buena reputación entre crítica y ventas de
juegos de minecraft podría definirse sólo como el videojuego donde si quieres sobrevivir, lo harás, pero manteniendo un punto de cordura en el que utilizar todo lo que hay a tu alrededor. Se trata de ser creativo, de inventar mil y una filigranas para superar la noche y, de paso, probar tus propias habilidades para construir, pieza por pieza, el mundo de tus sueños.
La comunidad es un elemento donde se apoya mucho la obra, por lo que podemos encontrar bastos mundos como el de El Señor de los Anillos, Hogwarts (de Harry Potter) y demás hecho por piezas de
Minecraft. Una auténtica maravilla que podremos vivir desde el primer momento en el que obtengamos una copia del videojuego. Podremos centrarnos en crear, en disfrutar de todos y cada uno de los escenarios que se han preparado para la ocasión y que seguramente se irán actualizando y añadiendo más a medida que escribimos estas líneas, o de lo contrario centrarnos un poco más en una de sus vertientes más divertidas y satisfactorias: la supervivencia.
